Al lado del tiempo
Los días ya no se instalan con la lentitud de antes.
Vienen, hacen lo suyo —lo preciso—
y se convierten en el siguiente.
Los días ya no se instalan con la lentitud de antes.
Vienen, hacen lo suyo —lo preciso—
y se convierten en el siguiente.
De niño fue templado, silencioso.
Crecía en el silencio y sin testigos.
Habitaba en sí mismo, sin alarde,
como crecen las raíces en invierno.