Canto de la intención
Vivir
No en el mármol del tiempo,
sino en la corriente que no pide permiso.
Ser el acto mismo,
la vibración que ocurre mientras sucede,
sin nombre,
sin frontera.
Ser raíz que respira,
latido que se despliega
antes de decidir qué forma adopta la carne.
crecer
Integrar cada fractal del espíritu,
incluso la sombra que evitaba,
incluso la duda,
incluso el temblor de la ignorancia.
Crecer es recordar que sigo aquí
por un motivo más hondo que la biología,
es ser en la transformación perpetua,
es caer y levantarme con una verdad más vasta.
No busco respuestas:
abrigo la pregunta como semilla.
creer (pero no lo que me contaron)
Soy muy crédula. Mucho.
En mí, la fe inocente hacia el poder de las estrellas fugaces.
Sin embargo, no creo en el dogma heredado,
sino en la fe ingenua que se enciende en lo simple:
la soberanía del corazón,
la certeza de que cada gesto cotidiano
puede ser sagrado.
Creo en la atención que sostiene la cordura,
en la acción que germina desde la entrega,
en el amor como brújula del mundo.
crear
Hecho innato,
soplo de todos los cuerpos.
Crear la propia realidad
como quien cincela la piedra del aire.
Dirigir la intención
para abrir caminos donde antes había muros.
Crear con pasión,
desde el amor a la vida,
un lugar consciente y poético
en el entramado del mundo.
cantar
Si callara, perdería la mitad de mi destino.
El canto es mi raíz y mi vuelo,
escribir en vibración,
transformar palabra en música.
Cada melodía es alegría
que restituye la felicidad a la carne.
El canto es regalo:
a quien lo ofrece, a quien lo recibe.
Guardo mis canciones como amuletos,
pero deseo que crucen la intemperie
y me sobrevivan.
amar
He comprendido:
el odio es solo un hijo del miedo.
El amor, la causa de todo,
la fuente que permanece
cuando la mente primitiva tiembla,
aún inmadura.
Amar es elegir en cada instante
la inteligencia del espíritu
por encima del instinto que nos encierra.
Amar es vivir con los ojos del alma abiertos,
decidir entre frío y fuego,
y sostener la llama.