Que la tierra traslade el giro
y hunda en la greda de su entraña
al cuerpo
Que lo acune como la madre
ondula al hijo en el útero
—Sucumbir en silencio—
Quizá mañana viva
y los cristales se empañen
con el vaho del aliento
Tierra,
atráelo hacia tu vientre,
moldéalo nuevo y puro,
limpio
como nació de la madre