Poema sobre la ternura cotidiana de la abuela: el lazo invisible con los que amamos
Storgé
La abuela parte el pan sobre la tabla
con movimientos suaves, como si supiera
que el cuchillo no corta solo el pan.
Poemas que brotan de lo íntimo: memoria, emociones, lo confesional.
Si me buscas,
toca mi puerta del Este,
donde el amanecer es lúcido,
y la claridad enciende la frente.
Mi madre se dormía
con las manos cerradas.
No sé qué sujetaba.
Ya no sé fingir.
O no quiero hacerlo.
Alguien, a mi lado, escupe su enfado.
Espera mi voz de consuelo.
Le ofrezco silencio, sin juicio.
Hay un lugar, cerca del esternón,
que no sabe mentir.
Ya no busco en lámparas ajenas
lo que, con suavidad, arde dentro.
No releo verdades en otros ojos;
prefiero encarnarlas, simplemente.
Si el cuerpo recordara
lo que las neuronas olvidan
en el intrincado poder de sus circuitos,
la piel revelaría, sin pudor,
la sabiduría atávica
de lo sobrevivido.
Te apoyas en mi muñeca,
buscas en lo profundo