Poema sobre cargar con responsabilidades ajenas y el servicio confundido con deber
El peso de lo ajeno
En una estación,
un hombre me pide que custodie su mochila.
Pero a veces,
una amapola
rompe el trazo.
Su tallo replica el ímpetu
de las semillas valientes,
que el sol consagra
con su mirada oblicua.
…
…
Late: propósito cubierto de tierra húmeda,
murmullo que se nutre de la tensión de la espera.
Guardián del umbral,
aunque me arrancaste del gris
y me arrojaste al recinto donde la espera
se volvió signo en la lengua,
Declaro mi lugar:
no en la herida del sacrificio,
sino en la raíz que ya arde
con su propio orden.
Un niño juega descalzo
sobre el césped húmedo.
Su risa remueve la tarde,
relámpago de agua clara.