Soltar el peso del pasado
y admirar cómo la voluntad
se enraíza en una nueva tierra,
a la que no daremos nombre.
Emerge un horizonte.
Su infinitud recrea el infinito.
Un pulso inédito aparece,
la evolución ya no espera a nadie.
El corazón avanza,
la mente inferior se queda al margen;
lo material, menos tangible,
cede su poder al elevarse.
La vibración del «Amor»
integra cada acto
para dejar de ser algo inefable.
Lo que ayer fue indispensable,
hoy tan solo es biografía.