Otra frecuencia

La otra no es más sabia,
simplemente vive sin urgencia.
No ha llegado más lejos.

Sencillamente
se ha detenido.

Quizá ha aprendido a decir
menos palabras,
a mirar sin apropiarse,
a respirar, no para vivir,
sino para estar.

Hay en ella
una economía perfecta:
lo justo para el día,
lo exacto para el alma.

Si dejo de moverme,
me rindo
y dejo de esperar,

tal vez
esa otra yo
respire conmigo.

Por un instante,
callo
y estamos más cerca.

Si olvido,
por accidente,
cualquier deseo,
la siento
respirar
detrás de mí.

Por amor a la poesía

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