Promesa

A mis hijos,

Os vi nacer, crecer, madurar, y sigo sintiendo la misma voluntad de sosteneros, aunque ya no os sujete tan fuerte. Os prometí que estaría siempre cerca. Os vi volar, y ese es un dolor dulce que no sabía que sentiría.

He aprendido que no todo se puede controlar, que la vida te lleva y a veces no hay respuestas, pero ahí estuve, aquí estoy, en el intento constante de estar para vosotros. Me consagré a guiaros, y lo hice, aunque a veces me perdí y tuve miedo.

Ahora, os dejo ir, y con cada camino que recorréis, una parte de mí os acompaña y otra se queda en el rincón de vuestros primeros años.

Os aseguro que mi amor sigue siendo un lazo invisible, la huella permanente de todo lo que hemos acumulado. He aprendido a ser más humana, más vulnerable, y esa fragilidad guarda una fuerza inmanente que os entrega un regalo: voy a cuidarme para que, cuando se aproxime mi final, vosotros no tengáis que hacerlo.

Os libero de la carga del amor. Abríos camino tanto como vuestro impulso os agite. Siento que lo difícil, por mi parte, ya está hecho. ¡Y está tan bien hecho! Vuestro reflejo me muestra una luz que jamás habría soñado. Me siento tan orgullosa de vosotros.

Vuelvo a prometer que siempre estaré en cada recuerdo, en cada silencio, en cada vuelta que nos dé la vida.

Os amo.

Por amor a la poesía

Únete para recibir en tu bandeja de entrada
poemas y textos que quizá te inspiren.

error: Contenido protegido