Poema de los puntos cardinales internos
Si me buscas,
toca mi puerta del Este,
donde el amanecer es lúcido,
y la claridad enciende la frente.
Palabras que invitan a la contemplación, a la pausa y al recogimiento.
Si me buscas,
toca mi puerta del Este,
donde el amanecer es lúcido,
y la claridad enciende la frente.
El sendero se cerró,
y volvió a abrirse
unos metros más allá, con otra forma.
El claro donde termina
aún permanece:
espacio silente
que la maleza respeta,
lugar donde una mujer
se detuvo a sentir
la voz del bosque.
La abuela parte el pan sobre la tabla
con movimientos suaves, como si supiera
que el cuchillo no corta solo el pan.
Una de las sillas está bajo el árbol.
El sol atraviesa sus hojas;
todo lo que queda después,
sombra y frescor que todos agradecemos.
Repiten como si hubieran estado allí,
aquí,
en todas partes a la vez,
como si la vida tuviera un manual
que hubieran leído —
o escrito—
con voz canalizada,
bajo la bendición de una lámpara
que se enciende justo a tiempo.