Vivir es un arte

No se trata de caminar sobre lo preexistente,
sino de apartar las piedras
que delimitan el borde,
y ver cómo se quedan atrás,
como lo que ya no somos.

Antes de integrar lo nuevo,
hay que repasar el caos que fuimos,
el poso de las promesas con las que nos mentimos
y los vestigios de lo que nos arrastró
por caminos sin mapa ni corazón.
¿Qué queda?
Un terreno baldío,
sin huellas,
listo para lo que nunca imaginamos
pero que aún nos espera.

Vivir no es una ruta perfecta,
es más bien una ruptura,
un corte profundo
para soltar lo innecesario.
Las piernas tiemblan al avanzar,
pero entendemos que lo que dejamos atrás
es peso muerto,
y lo que permanece
es la esencia de un amor aún no vivido.

Así, vivir se convierte en un acto de renuncia,
el arte de decir adiós
a lo que nos define
para reinventarnos,
sin promesas,
sin fórmulas,
solo el acto crudo
de aceptar lo que no se puede retener
y hacer de ello un horizonte
que no sabíamos que existía.

Por amor a la poesía

Únete para recibir en tu bandeja de entrada
poemas y textos que quizá te inspiren.

error: Contenido protegido