Vuelvo al reflejo en el que, por vez primera, rechacé mi rostro pecoso, para susurrarme al oído una canción que años más tarde escribiré:
[…]
Vuelvo al reflejo en el que, por vez primera, rechacé mi rostro pecoso, para susurrarme al oído una canción que años más tarde escribiré:
[…]
Me impaciento…
Sin embargo, necesito que el tiempo se detenga.
Tú dentro, al resguardo de mi sangre.
No fuera que hace mucho frío
y el ruido es muy intenso.
Tú duerme mientras mamá se desespera.
Me impaciento…
[…]
En mí,
el ritmo de las canciones que me han enseñado a respirar.
Las casas que me habitan y su significado,
gracias a ellas comprendo el Refugio.
La melodía acumulada del rumor de mi nombre.
El tacto de la corteza del árbol que me sostiene
en las noches de verano.
[…]
[…]
El cálido viento de entonces,
casi perceptible ahora,
mueve las amapolas.
El manto de espigas
permanece inmóvil.
Los dedos de la niña
intentan intuir
la textura del pétalo
que se deshace,
se desvanece
junto a la imagen,
hoy desenfocada.
[…]
[…]
Me asusta enfrentarme a los ojos de sus vivos,
si miro su dolor me atrapa el frío de un final sin despedida.
[…]