Poema sobre la maternidad y el tiempo
Un niño juega descalzo
sobre el césped húmedo.
Su risa remueve la tarde,
relámpago de agua clara.
Mis preferidos, no porque sean mejores, sino porque llegaron en un momento especial.
Un niño juega descalzo
sobre el césped húmedo.
Su risa remueve la tarde,
relámpago de agua clara.
El sendero se cerró,
y volvió a abrirse
unos metros más allá, con otra forma.
El claro donde termina
aún permanece:
espacio silente
que la maleza respeta,
lugar donde una mujer
se detuvo a sentir
la voz del bosque.
Las manos tocan el aire,
quieren contenerlo todo.
Mientras la niña interior medita, sincroniza
el latido de sus fractales con el universo:
aprendí a doblarme
para caber en la forma
de otras mujeres
Me impaciento…
Sin embargo, necesito que el tiempo se detenga.
Tú dentro, al resguardo de mi sangre.
No fuera que hace mucho frío
y el ruido es muy intenso.
Tú duerme mientras mamá se desespera.
Me impaciento…
[…]
[…]
El aroma de su comida
me habla de la emoción
que siente el estómago
saciado de felicidad,
de la fruta con sabor a ajo
porque ese es el olor
de la sabiduría de sus manos
y de tanto, tanto, cariño
que hay suficiente para
llenar las fiambreras.
[…]