Soberanía
De cada verdad revelada,
nace un pájaro:
uno que canta solo cuando el alma lo escucha.
Se posa en el lado del pensamiento crítico
y decide quedarse,
suave, tibio, inmenso.
Poemas que brotan de la emoción inmediata, del pulso vital que tiembla y se desborda en la palabra.
De cada verdad revelada,
nace un pájaro:
uno que canta solo cuando el alma lo escucha.
Se posa en el lado del pensamiento crítico
y decide quedarse,
suave, tibio, inmenso.
Antes de integrar lo nuevo,
hay que repasar el caos que fuimos,
el poso de las promesas con las que nos mentimos
y los vestigios de lo que nos arrastró
por caminos sin mapa ni corazón.
La busco en la línea que deja el sueño,
en las esquinas donde mi sombra se repliega,
allí donde debería escuchar:
«Cúidate».
Una parte de mí responde: «No hay tiempo».
Es momento de olvidar las reglas que juramos seguir,
de dar paso a la intuición que no pide permiso.
Detener el tiempo no es un truco,
ni un deseo que se manifiesta en palabras usadas.
Es la fuerza exacta donde ceden el «ahora» y el «nunca»,
el instante, rendido a nuestras conciencias.