Poema sobre el puente interior: invitación a cruzar y reencuentro con lo sagrado que habita dentro
Ya estoy al otro lado del puente.
No tengo prisa.
Te espero.
Ya estoy al otro lado del puente.
No tengo prisa.
Te espero.
Hay vivencias que
no caben en el cuerpo:
se quedan en la garganta,
casi siempre en el estómago
Sostenía el cuenco roto de otros,
con las manos quietas.
Muchos días
enciendo una vela blanca antes del mediodía.
No hay milagro.
Solo un leve ajuste:
otra frecuencia.