Poema sobre el crecimiento interior y el arte de nutrir la propia vida
Hay vivencias que
no caben en el cuerpo:
se quedan en la garganta,
casi siempre en el estómago
Hay vivencias que
no caben en el cuerpo:
se quedan en la garganta,
casi siempre en el estómago
En el patio de al lado
un niño trepa sobre la mesa de jardín.
Levanta los brazos,
gira en círculos,
grita un nombre inventado.
Mientras la niña interior medita, sincroniza
el latido de sus fractales con el universo:
No heredé rezos,
los recordé.
No copié caminos,
los caminé con pies valientes.
No hay milagro.
Solo un leve ajuste:
otra frecuencia.