Cachopo
Nos encontramos donde el aire tiene aroma a nutrición,
un espacio sagrado y cálido,
sin más origen que el momento.
Las cabezas, separadas por siglos y neuronas,
al fin convergen, aunque no se tocan.
Nos encontramos donde el aire tiene aroma a nutrición,
un espacio sagrado y cálido,
sin más origen que el momento.
Las cabezas, separadas por siglos y neuronas,
al fin convergen, aunque no se tocan.
En mí,
el ritmo de las canciones que me han enseñado a respirar.
Las casas que me habitan y su significado,
gracias a ellas comprendo el Refugio.
La melodía acumulada del rumor de mi nombre.
El tacto de la corteza del árbol que me sostiene
en las noches de verano.
[…]
Convoco en el espejo
a todas las mujeres
que se amaron
y a las que la muerte
no se llevó del todo
porque sus obras
sus antídotos
sus inventos
sus descubrimientos
sus creaciones
son inmortales
[…]
[…]
Me asusta enfrentarme a los ojos de sus vivos,
si miro su dolor me atrapa el frío de un final sin despedida.
[…]
Ahora que la desolación de las plazas silenciadas
y de las calles vacías nos muestra la soledad de muchos,
¡no queremos abrazos!
[…]