Para qué decirlo

Hay pensamientos que, al hacerse palabra, abren grietas antes de perderse en el aire. O caen como piedras: indiferentes al agua, a la onda que provocan, o a la vida que dañan.

Inmanente

La espiral giró sobre sí misma,
se disfrazó de línea de tiempo.
El cuadrado mostró el hogar y la cárcel.

Tierra,
cuerpo,
hambre,
miedo.

Dos minutos

Detener el tiempo no es un truco,
ni un deseo que se manifiesta en palabras usadas.
Es la fuerza exacta donde ceden el «ahora» y el «nunca»,
el instante, rendido a nuestras conciencias.

La música del invierno

Cuando la nieve derrama su bendición
frente a la puerta de mi hogar,
el vaho en los cristales revela los versos
de una canción inédita escrita en la ventana.

[…]