Para qué decirlo
Hay pensamientos que, al hacerse palabra, abren grietas antes de perderse en el aire. O caen como piedras: indiferentes al agua, a la onda que provocan, o a la vida que dañan.
Hay pensamientos que, al hacerse palabra, abren grietas antes de perderse en el aire. O caen como piedras: indiferentes al agua, a la onda que provocan, o a la vida que dañan.
El corazón avanza,
la mente inferior se queda al margen;
lo material, menos tangible,
cede su poder al elevarse.
Permanezco en la flor de la filosofía,
abriéndome al no-tiempo.
Su antesis agita los dormitorios,
legitimando la belleza del vacío.
[…]
Después de soñar el salto
y respirarlo apasionadamente,
de dialogar con la voluntad
desde el corazón y, con serenidad,
convencerla de nuestra entrega…
[…]
Huir de
lo que hiere.
Desprender
el miedo,
como la
salamandra
que deja
atrás su cola
cuando
está peligro,
para que
en su lugar
crezca el
coraje.